domingo, 22 de marzo de 2009

Ser mejor

Ayer era un día cualquiera, hoy será un día cualquiera y mañana será un día cualquiera. La diferencia que nos lleva convertir estos días monótonos en una fecha a destacar, puede ser cualquier insignificante detalle que nos afecte en menor o mayor medida.
El caso es que ayer tuvo un detalle insignificante que a continuación voy a relatar.
Me encontraba cenando en un restaurante, y sin querer ser muy descriptivo sobre el lugar comentaré directamente el hecho corriente que a mí personalmente me destacó, una niña sin querer tiró sobre un plato a compartir de su mesa un vaso de agua, lo destacable es que la reacción de su padre fue envidiable, se mostró no solo tranquilo y relajado sino que consiguió relajar y tranquilizar a su hija, parecerá una tontería pero no todo el mundo hubiera reaccionado igual. Decidí observar, y me percaté de que ese señor era un foco de amabilidad, con los de la mesa de al lado cuando se les caía algo, con su mujer y sus hijos, y me hizo pensar bastante sobre un video que ví hace tiempo de un hombre que cercano a la muerte realizó conferencias para intentar educarnos a llevar una vida correcta.
Tan sólo pude ver la fachada de ese hombre, desconozco si de puertas para adentro es un maltratador, un pederasta o un asesino, pero si de puertas para dentro es la mitad de lo que aparenta de puertas para afuera merece la pena ser tomado como un ejemplo.
Todos podemos ser mejor, es cuestión de proponérselo, y de intentar esforzarse para conseguirlo, normalmente necesitamos para provocar un cambio o un hecho fuerte que nos obligue a realizarlo, o un ejemplo asombroso que nos anime a intentarlo. Todos deberíamos ser como ese hombre, quizás no el hombre con el que compartí restaurante ayer, quizás como el hombre que tengo en mi cabeza, idealizado, un hombre amable, agradable, simpático, cariñoso y afectivo, que siendo así contagia su energía positiva.
Ya que lo que tenemos dentro puede que se contagie, intentemos contagiar algo positivo.